Por Juan Sebastian Rojas
Director de la Escuela de Superhéroes
¡Menos control = más felicidad!
¿Alguna vez has sentido que la vida es injusta contigo? ¿sientes que debes esforzarte en exceso por ser el mejor en lo que haces? ¿cada vez que encuentras un obstáculo en tu vida te frustras y pierdes las esperanzas de salir adelante? ¿pasas por encima de tu salud física y emocional por demostrar tus capacidades? ¿te sientes incomprendido o poco valorado por los demás? Si contestaste afirmativamente a la mayoría de estas preguntas probablemente estés replicando un comportamiento que te está alejando de la felicidad: la necesidad de controlarlo todo.
Para Raj Raghunathan, profesor de McCoombs School of Business, el deseo de control es la mayor causa del estrés y nos aparta de estados de tranquilidad, felicidad y emoción en nuestras vidas. A veces pensamos que en la medida en que escalamos hacia la cima del éxito, más capacidad de control debemos tener. Este concepto no es saludable, nos enferma y hace que se pierda la armonía que ha costado tanto edificar. No permitas que el miedo a equivocarte y a no cumplir con las expectativas que el mundo tiene de ti, alimenten esa necesidad de control.
A mi parecer, en la medida en que vamos avanzando en la vida, más capacidad de fluir debemos tener. Pienso que entre más alto vamos volando, más libres podemos estar. Adaptándonos a los nuevos retos que el mundo exige y empoderando a nuestra gente, lograremos liberarnos de las cadenas del control. No es necesario pasarnos la vida entera ingeniando una fórmula para ser el mejor trabajador o el mejor gerente; en la medida en que nos permitamos equivocarnos con la tranquilidad que lo hacen los que fluyen con el aprendizaje, estaremos más cerca del crecimiento y ¿sabes algo? El éxito verdadero viene de adentro, del crecimiento tuyo como líder y de tu habilidad para compartirlo con el mundo.
Comprendo que el reto puede ser grandísimo, que has venido relacionando el control con el orden y el fluir con el caos, por eso te propongo que lo pienses de la siguiente manera: los seres humanos crecemos en la interacción con el otro; en el momento en el que nuestra necesidad de control se apodera de lo que hacemos, invalidamos los puntos de vista de los demás. Como ves, es fácil concluir que querer tener siempre el control nos aleja del éxito y de la felicidad, nos desconecta de las personas a nuestro alrededor, nos llena de estrés. Te invito a que hagas un compromiso contigo, con tu alma; fluye con la vida, las cosas no se hacen únicamente como tú crees, dale la oportunidad a los demás, permítete y permíteles fallar. Ciérrale la puerta a la arrogancia y ábresela a la empatía.
¡No pases por la vida, permite que la vida pase a través de ti!